Cuando eres un niño con 2, 3 y hasta 6 años, tu hermano se convierte en tu compañero número uno de juegos. No querrás jugar con nadie más que no sea tu hermano. Cuando eres niño, y hasta cierta edad, no importa el sexo. Mi hija de 6 años se lo pasa como una enana jugando con su hermano de "casi" 4.
Cuando creces, tu hermano, se trasformará en tu mejor amigo. Confidente de las notas del cole y tus travesuras, nadie mejor que él guardará, celoso, el secreto ante tus padres que tienes tu primera novia. Si encima tu hermano es mayor que tú, él irá allanando el camino para cuando te vayas haciendo mayor y quieras empezar a salir de discotecas. Comprobarás que tu hermano comienza a ser algo -además de muy especial- único; y lo elevarás a categoría de mito, de ídolo.
A partir de cierta edad, quizá con el fin de la adolescencia, tu hermano se trasforma en compañero de actividades. Yo tuve el placer, el honor, de jugar laaaargas partidas de ping pong; interminables partidas de tenis, frontón y pádel; me he ido a montar a caballo con mi hermano, en bicicleta y moto por la sierra de Madrid y buceando en las calas de Mallorca.
Mi hermano (dcha), siempre con su mano en mi hombro, ayudándome. |
Mis hermanos me hicieron llevar con una gran alegría mi cáncer, haciendo todo para que me olvidara de ese linfoma...para un año después arroparme por la muerte de mi madre, también de cáncer. Intermedias a estas alegrías, lógicamente, discusiones. Malos ratos contados con los dedos de una mano y hechas las paces en 10 minutos. Es tu hermano.
En la madurez de la juventud, el destino o Dios -o quizás las dos cosas- han querido que nuestras vidas se separen. Hace unos días un conocido me decía que, de los dos, él, mi hermano, era el afortunado, porque ya está con Dios. Todas las noches, cuando arropo a mis hijos, les doy una caricia y les digo que su tío Paco les cuida y les protege, cual ángel de la guarda. Pero el caso es que yo me encuentro, a pesar de mis dos hijos, mi mujer, mi otra hermana y mi padre, mis grandes amigos, solo, vacío; y hay días que pienso que no es más que un puto sueño. Y ya nada volverá a ser igual que antes. Un sueño que cuando compruebo, amargamente, que es cierto, miro al cielo y no pienso ya por qué, sino cuándo te volveré a ver.
Un abrazo, Santi
ResponderEliminarSuscribo lo que piensas
JIgnacio
Justamente anoche te tenía en mi pensamiento, no podía dormir porque me rondabas y pensaba escribirte para sugerirte, precisamente, esto. Que escribas y escribas y escribas hasta que te arranques la pena con cada palabra. Escribir sobre tus propias experiencias es terapéutico. Dice Rosa Montero, y estoy de acuerdo , que "el arte en general y la literatura en particular , son armas poderosas contra el mal y el dolor".
ResponderEliminarYo valoro mucho a mis hermanos, los adoro. Te doy la razón en todo lo que dices. De hecho, un día mi sobrino mayor me preguntó que quién es mi mejor amiga , y no lo dudé: "Mi hermana", le respondí mirándole a esos ojos tan bonitos que tiene. No concibo mi infancia sin ella y ahora , con todo y todo, tampoco concibo mi vida sin ella.
No sé lo que durará tu duelo. No lo ocultes. Eres humano y es natural. Sólo así, aceptando tu dolor evitarás que te consuma. Me viene a la cabeza un artículo, también de Rosa Montero titulado El agujero (El País, 28 de junio de 2011) que me llegó al corazón. En él, dice: "La pena por su pérdida no es una enfermedad de la que curarse, o sea que hazte a la idea: nunca dejarás de echarlo de menos. Pero el escozor de su ausencia no impide volver a ser feliz, e incluso muy feliz, pese al agujero. Porque el desconsuelo también forma parte de la vida, y porque añorar a tus muertos es una manera de llevarlos contigo" .
Sé que no consuela, que es un vacío "imposible de llenar" pero he pensado que tal vez estas líneas pueden ayudarte en tu duelo.
Te mando un abrazo enorme.
Vicky.
Hola Santi, veras a Paco, siempre que cierres los ojos, siempre que vayas a la sierra, siempre que pasees por la urba, siempre que montes en bici, osea siempre que tu quieras, porque los que le conocimos sabemos que era (y es) muy grande, pero seguro que nadie, y digo nadie le conoce como tu.
ResponderEliminarPero el camino sigue, y lo haces con gente que te quiere, por ellos y por ti, tienes que seguir adelante.
Un abrazo pequeño hermano.
RMR