El día de hoy se le va a quedar marcado a fuego a más de uno. A Alberto Contador, uno de ellos. No sólo le quitan el Tour 2010 y el Giro 2011, sino que -además- no podrá competir hasta el próximo 5 de agosto, con lo que se perderá la ronda gala y los Juegos Olímpicos de Londres.
Sin ánimo de hacer leña del árbol caído, esta sentencia me sugiere un par de cosas: por un lado, que por poco, por ínfima que sea la cantidad de sustancias prohibidas, es una tontería arriesgarte a un control de dopaje y que te haga bajar de la bicicleta (en este caso) durante demasiado tanto tiempo; teniendo en cuenta cuan cortas son la vida de los deportistas. No entro a valorar si fue una apuesta arriegada, si lo sabía o no, si el clembuterol estaba en un chuletón o realmente se había hecho una transfusión de su propia sangre (yo sólo de pensarlo, me mareo). Es como cuando uno sale a cenar fuera, y toma una copa de más. Ya sabes que si te para la policía o la guardia civil, y si hay un control de alcoholemia, si has bebido puedes dar positivo (y ahora con poco te quitan el carné, multazo y demás molestias). Es un riesgo que cada uno debe sopesar; unos a la hora de competir en un deporte y, otros, los mortales, a la hora de ponerse al volante si has bebido (si sólo llevaba 2 cañas, suele ser el lamento cuando te dicen que te quitan el carné durante 1 año, mientras te acuerdas de todos los santos).
La otra cosa que me sugiere es que, si los Tribunales de Justicia españoles fuesen igual de rápidos y, sobre todo, estrictos que el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo), en España otro gallo cantaría. La corrupción se acabaría en cero coma. Y no pensemos solamente en José Blanco -alias Pepiño-, Francisco Camps y sus trajes (absuelto) o el mismo Duque Iñaki Urdangarin (a ver a éste cómo le trata la Justicia)... Imaginaros que la fiscalía quisiera saber -en profundidad- de dónde viene hasta el último céntimo de euro de muchas empresas, pymes y grandes corporaciones. Más de uno, temblaría.
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