Cuando empecé en el mundo del periodismo, el entonces redactor jefe de Su Vivienda -hoy, director- me ofreció la posibilidad de iniciarme. Escribí mis primeros pinitos sobre lavadoras, aspiradoras, televisiones (todo glamour)...Hasta que un día decidí hacer un pequeño reportaje sobre las lámparas de rayos UVA.
A finales de los años 90 proliferaban por las grandes ciudades cabinas de rayos UVA en cada esquina. La moda era darse baños de estas lámparas y pasar del blanco natural a un moreno de dudoso parecido con el del astro rey. Pero...tenía su público. Lo curioso es que nadie se paró a preguntar cómo era posible que esas lámparas pusieran moreno; y, menos aún, si eran nocivas. Bueno, yo sí lo pregunté.
Para escribir mi repor sobre las lámparas de rayos UVA contacté con un fabricante que tenía su delegación comercial en el centro de Madrid. Cuando le pregunté respecto al origen del susodicho invento, se encendió la bombilla (y nunca mejor dicho). Las lámparas de rayos UVA se utilizaban en medicina para curar determinadas enfermedades de la piel, como la psoriasis. Sin embargo, los médicos comprobaron que los pacientes que eran expuestos a estas radiaciones y en dosis bajas (1 minuto cada equis días) se ponían "morenos". Cuando le pregunté si el uso que a estas lámparas se les estaba dando era nocivo, la respuesta fue clara: "por supuesto, pero por eso nosotros no recomendamos más de una sesión a la semana y máximo 5 minutos". Sin embargo, en 1998, lo habitual era encontrarse con sesiones entre 45 minutos y una hora; y había mucha gente que se daba hasta 3 y 4 sesiones a la semana para tostarse.
De vuelta a la redacción, les expuse tanto al responsable de Su Vivienda como al de Salud la necesidad de escribir un reportaje a fondo sobre esta problemática. Hace 15 años se decidió que no había suficientes pruebas para determinar la relación entre las lámparas UVA y el cáncer. Hoy, sí.
A finales de los años 90 proliferaban por las grandes ciudades cabinas de rayos UVA en cada esquina. La moda era darse baños de estas lámparas y pasar del blanco natural a un moreno de dudoso parecido con el del astro rey. Pero...tenía su público. Lo curioso es que nadie se paró a preguntar cómo era posible que esas lámparas pusieran moreno; y, menos aún, si eran nocivas. Bueno, yo sí lo pregunté.
Para escribir mi repor sobre las lámparas de rayos UVA contacté con un fabricante que tenía su delegación comercial en el centro de Madrid. Cuando le pregunté respecto al origen del susodicho invento, se encendió la bombilla (y nunca mejor dicho). Las lámparas de rayos UVA se utilizaban en medicina para curar determinadas enfermedades de la piel, como la psoriasis. Sin embargo, los médicos comprobaron que los pacientes que eran expuestos a estas radiaciones y en dosis bajas (1 minuto cada equis días) se ponían "morenos". Cuando le pregunté si el uso que a estas lámparas se les estaba dando era nocivo, la respuesta fue clara: "por supuesto, pero por eso nosotros no recomendamos más de una sesión a la semana y máximo 5 minutos". Sin embargo, en 1998, lo habitual era encontrarse con sesiones entre 45 minutos y una hora; y había mucha gente que se daba hasta 3 y 4 sesiones a la semana para tostarse.
De vuelta a la redacción, les expuse tanto al responsable de Su Vivienda como al de Salud la necesidad de escribir un reportaje a fondo sobre esta problemática. Hace 15 años se decidió que no había suficientes pruebas para determinar la relación entre las lámparas UVA y el cáncer. Hoy, sí.
Lo más curioso es que mucha de esa gente que se sometía a sesiones intensivas en un artilugio donde pareces la salchicha de un perrito caliente huiría despavorida si le propusiesen ir de visita a una central nuclear , o le pusiesen una antena de telefonía en el tejado de sus casa o, incluso, son de esos que ponen un cactus encima del microondas porque alguien les ha dicho que absorben las radiacciones.
ResponderEliminarEl hombre es hombre porque ha evolucionado en un mundo con presencia de radiaciones . Radiaciones que genera el mismo mundo o radiaciones que nos llegan del universo. Si estas radiaciones desaparecieran es muy probable que tuvieramos muchas probabilidades de no sobrevivir , pues siempre habría un microrganismo que medrara en este ambiente y nos produjera enfermedades ante las que antes nuestra naturaleza podía luchar. sin emabrgo el exceso puede producir las mismas causas. Como siempre en el equilibrio está la virtud